Pocas veces desde que los franceses invadieron España hubo tanto interés entre los españoles por las decisiones políticas que toman los franceses. Y es que todo está globalizado: economía, política, cultura, conocimieto…Tanto, que dependemos sin saber de qué exactamente, pero cada vez más de eso mismo.
Es posible que en España, así prefiero creerlo, la persona más satisfecha con el triunfo de Francois Hollande sea Mariano Rajoy. ¿La razón? Bien sencilla: el trabajo que el mismo Rajoy hubiera querido hacer ante el fundamentalismo radical de la Sra. Merkel y que no hará nunca por cobardía, por defender la disciplina del Partido Popular Europeo y por otros complejos, sí parece que lo hará Francois Hollande. Y digo que prefiero creerlo así, porque si esta es la verdad es que entonces no andarán muy convencidos de lo que están haciendo en economía; y lo que hacen no tienen más remedio que hacerlo por mandato de la Merkel. Porque si no, es decir, si están convencidos de que lo que hacen es lo que hay que hacer (Rajoy dixit), entonces está claro que el asunto es ideológico y simplemente se pretende desmantelar el estado y establecer una nación en la que convivan en el mismo territorio geográfico dos castas: dependientes y sirvientes de una parte, y ricos que se sienten imprescindibles de otra.
Espero también de Hollande, ya que de mi gobierno no espero mucho, que no se queme en demasiadas expectativas y eso acabe en decepción. Esto le está ya pasando a Obama en USA.
Mientras tanto, aquí en España nuestro gobierno sigue tratando a la población como si de un rebaño de imbéciles se tratase, disfrazando conceptos para hacerle creer que la realidad es otra distinta de la que es. Dicen “equilibrio” de cuentas para que si a alguien se le ocurre estar en contra le tachen entonces de “desequilibrado”; dicen que “no” aunque luego sea que “si”, justificándolo en que no hay más remedio, aunque eso el pueblo no lo entienda, y razones no le faltan pues mientras los enfermos deben pagar las sábanas y la comida de los hospitales se ofrecen miles de millones a la Bankia del amigo Rato; dicen "reformar" cuando lo que en realidad están haciendo es demoler el edificio por completo; dicen “ajustes” en lugar de “recortes”; y así en un sinfín de tics propagandísticos. Pero la realidad es tozuda por mucho que la maquillen y los ciudadanos no son feligreses fanáticos e incondicionales. Al tiempo.
En el punto en el que estamos, Hollande bien podría hacer valer lo que Napoleón decía sobre Francia: “en Francia no hacemos reformas, sino Revoluciones”, obviamente salvando las distancias entre Hollande y Napoleón.
4 comentarios:
Ojalá tengas razón y la gente esté llegando al límite del hartazgo... Pero mucho me temo que lo que vemos a nuestro alrededor sea mucha complacencia callada, porque "como a mí no me afecta"... Tenemos un país de... Perdón, que ya me encendía. Yo me pregunto cuándo voy a ver a quienes me tachaban de malpensada y loca reconocer que teníamos razón cuando lo anunciábamos. Pero aún así, todavía quiero esperar a ver si estallan por sí solos. Si seré ingenua... Me alegra que hayas vuelto a publicar. Hace falta.
Hace falta que gente como tu salga a la luz publicando lo que piensa. Aunque creo que somos muchos pensando así, hace falta que os suméis a la "causa". Es un desperdicio que no podamos disfrutar de tus ideas, tu frescura, tu claridad, y a veces, de tu agudo sentido de anticipación de lo que está por llegar. Ya lo hiciste en Mayo de 2011, cuando ni siquiera los autores a los que te referías podían imaginar lo que ya tu adelantabas. Algunos te estamos esperando.
Subráyolo todo. Lo de Elena también. Revolución tampoco veo. El sistema ya se ajusta. Hollande en Francia y neonazis en Grecia son síntomas. El sistema debe alojar la tensión y empezar a dar pasos hacia atrás. Cambiar poco para que nada cambie.
Hola Juan, me alegro mucho de "verte" por aquí. Yo tampoco veo claro que estemos caminando a una revolución de las ya conocidas. Quizá más bien escribo invocándola como el que creyese que la palabra escrita tiene esa mágica facultad de atraer aquello de lo que escribe. Pintamos revoluciones para cazarlas.
Hace algún tiempo me animaste a retomar los hábitos (ya sabes), ahora necesito que me eches una mano con Elena.
Un abrazo muy fuerte de tu amigo santos
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